Translate

lunes, 17 de junio de 2013

La carimba mental

Desde tiempos de la conquista, hemos heredado una carimba invisible de sumisión.
Esta marca a veces visible y otras veces invisible tatuada en el alma, ha mermado nuestra autoestima a lo largo de los tiempos..., porque así lo hemos decidido, porque ha sido la decisión más fácil de tomar, porque lo cómodo es dejarse someter, tener quien nos mande y nos diga que hacer. Es más fácil y cómodo que otros tomen decisiones.
No quiero con este comentario pecar de ligera de palabras ante la rudeza, violencia y vejación que vivieron nuestros antepasados..., en su momento esa vivencia no debió ser de fácil lucha.
Sin embargo a lo largo de la historia han habido personas que han superado este estigma y han logrado avanzar y crecer a pesar de las adversidades y vicisitudes que les ha tocado vivir.

No es que sepa mucho de historia, realmente esto se trata de una impresión que tengo luego de leer unos cuantos libros de historia y de análisis psicológicos de nuestros conquistadores y sus mañas..., realmente estoy exponiendo una teoría que vive sólo en mi mente y que ahora plasmo por acá a manera de confesión; quizá viéndola escrita sepa que tan probable pueda ser, o que tan equivocada pueda estar.

El conquistador tiene un afán incansable de de tener más y más y más de lo que sea que deba tener, sean estos "bienes", tierras, oro, mujeres, esclavos, muertos, aventuras, cicatrices, viajes o peligros vividos. Al parecer es una característica psicológica del ser humano desear cada vez metas más altas..., es natural que ambicionemos cada día más. Esta ambición desmedida crece cuando alguien ha pasado penurias y luego alcanza sus primeras beneficiosas metas en un territorio o ambiente cándido. Esto hace que esa "hambre atrasada de metas cumplidas y de dicha" busque saciarse en logros y más logros..., duélale a quien le duela, cueste lo que cueste, es cuestión de supervivencia.
Por otra parte, nosotros los lugareños, jamás hemos tenido que lidiar con vicisitud alguna, hemos tenido la dicha (o desdicha) de vivir en paz con el sol, la lluvia, la luna, las estrellas, la brisa y todos los dioses que nos pudiésemos imaginar en algún momento que lo necesitáramos. Nacimos en una tierra con el mejor clima del mundo, para muchos esto significa calidad de vida, nacimos en una tierra fértil y que nos brinda la cantidad necesaria de alimentos que demandemos..., el cuento aquel de que Venezuela es un paraiso, es totalmente cierto, esta tierra nos brinda todo para vivir.

Volviendo al tema, este beneficio ha causado en nuestra personalidad, la merma de la supervivencia; todo o casi todo nos ha sido realmente fácil por bendición divina, no hemos vivido otra lucha encarnizada más que la guerra de independencia, ni hemos luchado contra temperaturas inclementes que nos obliguen a "crear" soluciones que salven la vida de toda una comunidad o país... Nosotros hemos vivido en la paz y la concordia que nos brinda la brisa fresca, que mece nuestro chinchorro debajo de una mata de mango..., ¡que guerra ni que guerra carajo!. ¿Cuál lucha dices que existe?..., nosotros estábamos aquí, tranquilitos cuando nos "descubrieron".

Foto: MorenArena
Foto: MorenArena
En el transcurrir de los tiempos hemos tenido bendiciones múltiples, como el oro, café, cacao. añil, caucho, hierro, bauxita, petróleo y otros cultivos y bienes que la tierra nos brinda y que en este momento no logro recordar. Estos bienes han significado, cada uno en su tiempo, la estabilidad económica y el crecimiento del país. Aquellos primeros conquistadores dejaron sembradas sus generaciones y emprendieron (bien o mal) sus negocios, empresas, que de una u otra forma no sólo los beneficiaron a ellos sino también a los que alguna vez fueron esclavos, peones, obreros, empleados... Mientras tanto, éstos últimos se han conformado con tener lo básico para subsistir, viviendo dentro de un conformismo inobjetable, sin riesgo, siempre bajo la falda del patrono, empresario o conquistador.
Eso de emprender quizá sea mucho trabajo junto, mucho que pensar y mucho que planear y ejecutar..., es más fácil conformarse antes que el miedo que genera romper el cordón umbilical con el patrono nos carcoma la "estabilidad" lograda con el 15 y el último...,  así nos quejemos de la faena diaria y de lo mal pagados que podamos estar. Definitivamente no estamos conscientes de nuestras capacidades..., esa información al parecer está muy bien escondida en nuestros genes..., ahí, justo detrás de "la carimba".

Recuerdo en este instante el documental de Carlos Oteyza "Tiempos de Dictadura" y las lágrimas que saqué en plena sala de cine al ver como las personas preferimos la fiesta, la parranda, el pan y el circo, a reaccionar ante las realidades políticas que nos afectan directamente..., preferimos callar, esperar al fulano mesías que nos salvará del infortunado momento...y mientras, continuamos calladamente nuestra faena diaria, conforme al significado de "la carimba" que alguna vez le estamparon en la piel a algún antepasado y que heredamos en pensamiento sumiso hasta hoy. 
Claro siempre han existido grupos que han escapado de ese "letargo" que les pueda causar la herencia estigmática, estos grupos han sido llamados los revoltosos, "los revolucionarios" del momento, que se han movido por fervor patriótico algunos y otros por puro y simple interés en los beneficios económicos que la fulana revuelta que representan les pueda brindar.
Todos estos escenarios se han repetido a través de los tiempos como en una espiral, en la cual se viven una y otra vez las mismas situaciones o al menos muy similares..., donde siempre están los mismos actores, el vivo, el corrupto, el héroe, el oportunista, la víctima, el victimario, el ladrón, el trabajador...cada quien cumple su rol y deja que el tiempo se le pase.

Gracias a las penurias de la 2da. Guerra Mundial, nuestro país fue visitado para toda la vida por los exiliados de dicha guerra..., vinieron a llenarse de mar y sol tropical,  de tanto pesar y muerte que andaba rondando en el viejo continente. Ellos ya tenían el conocimiento ancestral de cómo lidiar las temperaturas extremas, de las luchas encarnizadas, de sobrevivir, de guardar alimentos, de no permitirse el hambre  ni el sufrir. Estas personas llegaron aquí más temprano que tarde y con toda la presión que puede significar un cambio, un clima diferente, un lenguaje distinto para muchos, comenzaron a trabajar, dispuestos a sobrevivir en esta tierra de gracia.
Los venezolanos nos hemos venido "cruzando" con otras historias, otras razas, otras culturas, desde que nos "descubrieron", así es como nace el venezolano de hoy día. Llevamos una nueva carimba, esta vez más agradable, se trata de un sincretismo cultural que nos abre los ojos y nos permite mirar un sin fin de posibilidades. Depende de cada quien y de sus ganas por hacer sus sueños realidad el surgir de cada uno y por ende el resurgir de nuestra sociedad, sin complejos de color, raza ni religión, de filosofías de vida, ni  de políticas. Depende de cada quien su evolución espiritual, entender el propósito de cada uno de nosotros en esta tierra. Depende de cada uno de nosotros el ser ciudadano y cumplir cabalmente su significado; no se trata de revoluciones, ni encontrar culpables, no se trata de justificar errores y culpar a otros, se trata de agarrar el toro por los cachos, dejar el miedo y tomar acciones y mejorar nuestras vidas.






No hay comentarios:

Publicar un comentario